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jueves, 28 de enero de 2010

Carta abierta a Paul Shirley

Antepongo mi rechazo al planteamiento de Paul Shirley sobre la negación de ayuda a Haití, pero también he tenido la prudencia de leerme el texto entero, y mi conclusión al respecto es que parte de premisas falsas. Él afirma que el pueblo haitiano es responsable y consecuente con sus propios designios por voluntad propia. Más o menos, que "se lo han buscado". Como si el pueblo haitiano hubiera rezado desesperado para que le cayera encima un desastre de esta magnitud. Como si la tasa de natalidad fuera responsable de este desastre. Tendrás un verbo fácil, Paul, pero no tienes ni idea del mundo sobre el que estás de pie. Tampoco te culpo, ya que seguro que sólo eres consciente de la realidad que te venden desde tu país, entre el anuncio de Taco Bell y el de Muñecos hinchables que bailan y saludan como idiotas. Una ventana abierta a la realidad, demasiado pequeña para ver por los costados. En el argot ecuestre, quítate las orejeras, macho.


Lo que no dice es que los responsables de la esquilmación de riqueza y potencial económico de la isla de la Española fueron los propios imperialistas francesas, españoles o estadounidenses que a su vez contribuyeron para mantener su guarnición de esclavos procedentes de África en esa isla; que son los propios servicios de inteligencia los que mantienen y sustentan a los gobiernos de esos países bajo intereses ocultos, que les abastecen de armas a cambio de sometimiento. Por mucho que se revele el haitiano, contra las armas poco pueden hacer, porque además todo se enmascararía con un "revuelta popular, linchamiento, matanza justificada", y punto en boca.


Además, habría que enseñarle a Shirley algo de filosofía, que recuerde el mito de la caverna de Platón, si es que lo estudió algún día. Esa gente en Haití (o en cualquier otro lugar del mundo) no puede aspirar a algo que no sabe que existe, no puede liderar un proyecto de reconstrucción con las manos vacías. Y por manos vacías no me refiero a material humano y físico, sino la falta de conocimiento técnico, cultural y disciplinario, herencia de los muchísimos años de esclavitud y subdesarrollo forzado. Y esa evolución es cuasiestática, a saber.


Conozco a una persona que ha estado realizando un voluntariado en Perú que me hablaba de la poca o nula predisposición al cambio positivo en lugares desfavorecidos. Si no puedes convencer a una persona de 40 años para que se lave las manos todos los días antes de preparar la comida, en prevención de la contaminación de los alimentos y de la propagación de enfermedades, es que hay mucho camino por recorrer. Son muchas generaciones enteras las que acarrean tal desfase en el desarrollo que el cambio parece imposible, incluso dando apoyo in situ. La población más permeable al cambio es la más joven, más inexperta pero menos condicionada por las tradiciones. Ahí sí que hay que ser decisivo.


En definitiva, Paul, que si pretendías cubrirte de gloria saliendo en las noticias, lo has conseguido, pero la próxima vez infórmate. De paso aprende a jugar a baloncesto, figura.


Artículo publicado Santiago Salas en BasketMe

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